Inesperado naufragio en Fuenlabrada (90-73)

Primero, desarbolado , y luego, impotente, sin el plus de eficacia necesario en partidos de esta envergadura, contra pesos pesados de la categoría. Toda la tarde en el Fernando Martín de Fuenlabrada se convirtió en una pesadilla para el Real Betis Baloncesto, muy inferior en la primera parte, sin que nada le saliera, tan feble en sus dominios como atascado en ataque. Y obligado a un sobresfuerzo en la segunda ante la defensa más coriácea de la competición que, sencillamente, no le alcanzó. El partido se le escapó en un pésimo primer periodo, sufriendo desventajas de hasta 20 puntos. Ni el regreso de Cvetkovic ni el debut de Tunde, refuerzos del equipo en Madrid , evitaron una dolorosa derrota que, si no es un golpe de realidad, lo cierto es que supone el quinto revés ya en 17 jornadas. Demasiados tropiezos como para pensar a estas alturas en el ascenso directo. Las primeras maniobras del Fuenlabrada las lideró Jorgensen , tan incisivo como inspirado. Todo lo contrario que los acreditados anotadores verdiblancos, cegados ante el aro. Otros días incandescentes, imparables, en el Fernando Martín fueron muchos los tiros que tocaron la parte delantera del metal. Como el Betis se obsesionó con el lanzamiento perimetral y el Fuenlabrada diversificó las formas de anotar, que los anfitriones tomaran ventaja fue cuestión de poco tiempo y, tras diana de Zurbriggen, se abrió una brecha de siete puntos (19-12). Anticipo de lo que llegaría. Tunde debutó y a Cvetkovic, que reapareció, se le notó el tiempo de inactividad y Gonzalo apenas le dio cuatro minutos en la primera parte. No valió una 'bombita' del serbio sobre la bocina que zanjó un primer cuarto muy errático por parte del Betis Baloncesto, con sus anotadores obtusos, desenfocados, y sin planes alternativos entonces. Zurbriggen , desde la esquina, ampliaba a diez (22-12), como Matulionis. Todos los triples que encestaba el Fuenlabrada los marraba el Betis Baloncesto. Una máquina de fallar. La lectura de trazo grueso de los acontecimientos no admitía debate. Frente al 50% en el tiro exterior de los madrileños (5/10), el 2/12 de los verdiblancos . Tocaba resistir, aguantar el temporal sin diluirse ni hundirse moralmente. Porque el Betis sabe nadar en esas aguas sin ahogarse. El Fuenlabrada iba de tres a tres (33-19), sin frenos, en trance desde el perímetro, donde la defensa de su adversario era invisible. Cuando Munnings clavó el octavo triple fuenlabreño, parcial de 8-0 (36-19), Gonzalo lo paró. A su equipo, entonces, sólo se le veían defectos. Era inferior en casi todo, también en dinamismo e intensidad, pero sobre todo en efectividad en el tiro. Y que el partido se acelerase y descontrolase, tampoco le venía especialmente bien. Al casco le entraba aguas por todos sitios. Se anegaba. El Fuenlabrada lo estaba devorando y el Betis, colapsado, se sentía por momentos muy superado . Nwogbo ponía los 20 de diferencia (41-21) y el correctivo era ya de lo más severo. Los madrileños, muy agresivos, defendían con las líneas muy altas y en ataque eran capaces de superar una presión a toda pista en tres pases y machacando el aro bético. Hughes se echó a su equipo a la espalda en los minutos previos al descanso y Atencia, con una 'bombita' que sí valió, dejó el 47-31 del descanso. Era un Betis desnaturalizado, sin dictado en ataque (apenas cuatro asistencias) y esponjoso en defensa. Una mejora radical precisaba en todos los parámetros, especialmente en su tablero, para reengancharse. Se protegió con una zona (2-1-2 y 2-3), recurso que le ha dado estupendos dividendos en otros partidos , mientras en ataque apostó por jugar más duro y vertical. Bastó un 2-5 (49-36) para que Toni Ten pidiese tiempo. Aún estaba lejos el Betis, pero el marcador no le importaba entonces, sino girar la dinámica del encuentro. Renfroe atizaba desde el triple y al base lo castigaban con una técnica con el partido hirviendo y Nzosa haciendo cosas, de alta calidad, que ni por asomo se le vieron en su etapa en Sevilla, ese visto y no visto ya que se pasó todo el curso lesionado (57-42). El flujo anotador local no era el mismo, pero el Betis Baloncesto necesitaba más puntos para amenazar de verdad a su acorazado e inspirado rival . Mientras, el trabajo se le acumulaba a la árbitra principal, Paula Lerma, aunque seguro lo daba por descontado. Estaba cantado que el nivel físico y de contacto se dispararía. Cvetkovic se estrenaba desde el triple y Rubén López de la Torre rebaja a nueve (62-53). El Betis hacía caja desde el 4,60 aprovechando sus continuas visitas (20 al cierre del tercer cuarto), Tunde ponía un tapón estratosférico, luego se lo llevaba el sierraleonés y el conjunto albiverde, en fin, hacía lo imposible por igualar el partido no sólo en el juego, lo que ya había logrado, sino también en el marcador. Otra técnica le cayó al Betis y tras un mal ataque verdiblanco, de Benite , el Fuenlabrada puso los 14 y le echó agua al vino de la reacción. Todo ese esfuerzo, mayúsculo, para reducir el moratón e

Ene 18, 2025 - 21:53
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Inesperado naufragio en Fuenlabrada (90-73)
Primero, desarbolado , y luego, impotente, sin el plus de eficacia necesario en partidos de esta envergadura, contra pesos pesados de la categoría. Toda la tarde en el Fernando Martín de Fuenlabrada se convirtió en una pesadilla para el Real Betis Baloncesto, muy inferior en la primera parte, sin que nada le saliera, tan feble en sus dominios como atascado en ataque. Y obligado a un sobresfuerzo en la segunda ante la defensa más coriácea de la competición que, sencillamente, no le alcanzó. El partido se le escapó en un pésimo primer periodo, sufriendo desventajas de hasta 20 puntos. Ni el regreso de Cvetkovic ni el debut de Tunde, refuerzos del equipo en Madrid , evitaron una dolorosa derrota que, si no es un golpe de realidad, lo cierto es que supone el quinto revés ya en 17 jornadas. Demasiados tropiezos como para pensar a estas alturas en el ascenso directo. Las primeras maniobras del Fuenlabrada las lideró Jorgensen , tan incisivo como inspirado. Todo lo contrario que los acreditados anotadores verdiblancos, cegados ante el aro. Otros días incandescentes, imparables, en el Fernando Martín fueron muchos los tiros que tocaron la parte delantera del metal. Como el Betis se obsesionó con el lanzamiento perimetral y el Fuenlabrada diversificó las formas de anotar, que los anfitriones tomaran ventaja fue cuestión de poco tiempo y, tras diana de Zurbriggen, se abrió una brecha de siete puntos (19-12). Anticipo de lo que llegaría. Tunde debutó y a Cvetkovic, que reapareció, se le notó el tiempo de inactividad y Gonzalo apenas le dio cuatro minutos en la primera parte. No valió una 'bombita' del serbio sobre la bocina que zanjó un primer cuarto muy errático por parte del Betis Baloncesto, con sus anotadores obtusos, desenfocados, y sin planes alternativos entonces. Zurbriggen , desde la esquina, ampliaba a diez (22-12), como Matulionis. Todos los triples que encestaba el Fuenlabrada los marraba el Betis Baloncesto. Una máquina de fallar. La lectura de trazo grueso de los acontecimientos no admitía debate. Frente al 50% en el tiro exterior de los madrileños (5/10), el 2/12 de los verdiblancos . Tocaba resistir, aguantar el temporal sin diluirse ni hundirse moralmente. Porque el Betis sabe nadar en esas aguas sin ahogarse. El Fuenlabrada iba de tres a tres (33-19), sin frenos, en trance desde el perímetro, donde la defensa de su adversario era invisible. Cuando Munnings clavó el octavo triple fuenlabreño, parcial de 8-0 (36-19), Gonzalo lo paró. A su equipo, entonces, sólo se le veían defectos. Era inferior en casi todo, también en dinamismo e intensidad, pero sobre todo en efectividad en el tiro. Y que el partido se acelerase y descontrolase, tampoco le venía especialmente bien. Al casco le entraba aguas por todos sitios. Se anegaba. El Fuenlabrada lo estaba devorando y el Betis, colapsado, se sentía por momentos muy superado . Nwogbo ponía los 20 de diferencia (41-21) y el correctivo era ya de lo más severo. Los madrileños, muy agresivos, defendían con las líneas muy altas y en ataque eran capaces de superar una presión a toda pista en tres pases y machacando el aro bético. Hughes se echó a su equipo a la espalda en los minutos previos al descanso y Atencia, con una 'bombita' que sí valió, dejó el 47-31 del descanso. Era un Betis desnaturalizado, sin dictado en ataque (apenas cuatro asistencias) y esponjoso en defensa. Una mejora radical precisaba en todos los parámetros, especialmente en su tablero, para reengancharse. Se protegió con una zona (2-1-2 y 2-3), recurso que le ha dado estupendos dividendos en otros partidos , mientras en ataque apostó por jugar más duro y vertical. Bastó un 2-5 (49-36) para que Toni Ten pidiese tiempo. Aún estaba lejos el Betis, pero el marcador no le importaba entonces, sino girar la dinámica del encuentro. Renfroe atizaba desde el triple y al base lo castigaban con una técnica con el partido hirviendo y Nzosa haciendo cosas, de alta calidad, que ni por asomo se le vieron en su etapa en Sevilla, ese visto y no visto ya que se pasó todo el curso lesionado (57-42). El flujo anotador local no era el mismo, pero el Betis Baloncesto necesitaba más puntos para amenazar de verdad a su acorazado e inspirado rival . Mientras, el trabajo se le acumulaba a la árbitra principal, Paula Lerma, aunque seguro lo daba por descontado. Estaba cantado que el nivel físico y de contacto se dispararía. Cvetkovic se estrenaba desde el triple y Rubén López de la Torre rebaja a nueve (62-53). El Betis hacía caja desde el 4,60 aprovechando sus continuas visitas (20 al cierre del tercer cuarto), Tunde ponía un tapón estratosférico, luego se lo llevaba el sierraleonés y el conjunto albiverde, en fin, hacía lo imposible por igualar el partido no sólo en el juego, lo que ya había logrado, sino también en el marcador. Otra técnica le cayó al Betis y tras un mal ataque verdiblanco, de Benite , el Fuenlabrada puso los 14 y le echó agua al vino de la reacción. Todo ese esfuerzo, mayúsculo, para reducir el moratón en sólo dos puntos (71-57). Del -16 al -14. Renfroe se resistía y también Radoncic (71-62), pero cada andanada visitante encontraba respuesta. Y de ese bucle no escapaba el partido (75-62), un carrusel de faltas personales (40 en total), cada vez más trabado y brusco. El concierto arbitral no cesaba y cortaba el ritmo. A falta de los puntos de Benite, Renfroe encarnaba la resistencia verdiblanca (77-67, a 5.10). Otra vez se compactó el equipo en una zona, pero Jorgensen la dinamitó con un triple y ese 80-68 hizo ya mucho daño. Tras un pique entre Benite y Bilbao, resuelto con doble falta técnica, Munnings sentenció un partido que al Betis se le fue de las manos por culpa de un pésimo primer tiempo imposible de corregir en el segundo. Kasibabu pagaba con el soporte de la canasta su desesperación en un dos más uno de Nzosa (86-73) cuando el Betis porfiaba por minimizar daños pensando en el duelo particular. La pedrea. Ni eso pudieron salvar los verdiblancos, que se llevaron un buen coscorrón contra un rival directo por el ascenso como feo broche de la primera vuelta.

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