La curva de mi asombro
a Adriana Fernández Rosa Papá tenía la sonrisa plena e infinita. Si es que por infinito puedo contarles que lo habitaba una espantosa pesadilla infantil en la que una estrella lejana se acercaba progresivamente hasta aplastarlo. Se despertaba llorando en el suelo, caído de la cama. Me pregunto qué habría suscitado en esa época de su niñez tamaño desconsuelo. Sin embargo, el contrapunto y el floreo, el amor y el deseo de vivir vital muy propio de mi familia paterna, solo se domó en él y se extinguió lentamente después de muchos años.
¿Cuál es tu Reacción?